Los indicadores vinculados a inseguridad en Ecuador se han agravado de manera pronunciada en el último quinquenio. A modo de ejemplo, según datos reportados por el Igarapé Institute y recogidos también por Statista, su tasa de homicidios por cada cien mil personas ha sido de 26,7 en 2022, lo que representaba un incremento del 288 % considerando como año base 2019.
Este escenario dista enormemente de lo observado hace diez años, cuando profesionales extranjeros cualificados se radicaban en este país por las oportunidades laborales que el mismo presentaba. Otro tanto sucedía con pensionistas/jubilados de naciones desarrolladas, fundamentalmente de Estados Unidos, que aprovechaban el “buen vivir” ecuatoriano para que allí rindiesen mejor sus ingresos mensuales y asegurar mayor dignidad a su vejez.
¿Qué factores han propiciado la actual ola de violencia que el gobierno intenta gestionar a partir de la firma de un decreto ejecutivo que declara la situación de conflicto armado interno?
En primer lugar, la presencia de cárteles del narcotráfico no es reciente. Aunque era silenciosa y mimetizada con el entorno, se sabe que desde la década de 1980 ha habido incursiones de grupos narcotraficantes mexicanos. Ello se ha visto negativamente condimentado por la incursión, en zonas limítrofes, de las guerrillas colombianas que, según señalan distintos expertos en materia de seguridad, fueron profundizando en los últimos decenios sus líneas de contacto con modus operandi propios del crimen organizado.
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