Volcamos una mirada hacia las elecciones estadounidenses desde el Reino de España. Según el análisis publicado el 17 de junio por Reuters Institute for the Study of Journalism (2024), las fuentes de noticias en línea, incluyendo las plataformas de mensajería, redes sociales y vídeo (destaca YouTube), supera, en el corriente y en este orden descendente, a la televisión, a las redes sociales y a los medios impresos; supone un 72%, y el smartphone constituye el dispositivo preferido para acceder al contenido informativo. Aunque la confianza en las noticias ha sufrido un descenso significativo desde 2017, el medio público RTVE, sin embargo, registra un aumento por parte de las edades comprendidas entre los 25 y los 34 años y los votantes de izquierdas.
En cuanto a las noticias de los medios de comunicación de masas, las necesidades del usuario que ocupan los tres primeros puestos en importancia son “actualízame” (72%), “edúcame” (67%) y “dame perspectiva” (63%) según Fletcher (2024, junio 17) para Reuters Institute for the Study of Journalism. Ahora bien, debemos contemplar que reflejar sobre los partidos políticos de los Estados Unidos de América las imágenes y los conceptos con los que describimos no sólo a los partidos españoles sino a los europeos puede inducir a perplejidad y error. No pasaría lo mismo de una manera tan acusada en lo que respecta a las elecciones a la Presidencia de Uruguay por sernos más cercana su forma de funcionar en política.
Que una personalidad como Tim Walz acompañe a Kamala Harris en la carrera a la Casa Blanca tal vez nos desconcierte. Según RTVE Noticias (2024, septiembre 29), el Partido Demócrata pretende unir demócratas y atraer el voto del republicano moderado cuando lo propone como vicepresidente. Su perfil responde más a la idea de la América blanca y masculina, la que asociamos más comúnmente al Partido Republicano. Él es un demócrata conservador y la educación y la familia han sido sus temas estrella a lo largo de su carrera política, algo que le permitió llevarse votos republicanos del primer distrito de Minnesota en 2018.
Que sea público y manifiesto el disentimiento personal dentro de los partidos republicano y
demócrata en lo que a los candidatos Donald Trump y Kamala Harris se refiere; la disconformidad no disimulada ni encubierta de sus correligionarios, France 24 (2024, octubre 8), por ejemplo, lo presenta como algo singular y llamativo, pues esta situación, de la que se harían eco los medios de comunicación, sería inconcebible para el electorado de una democracia europea si se diera en un partido político. El público español lo percibiría como un síntoma de crisis que aqueja a la agrupación política. La división estadounidense también la explota RTVE (2024, octubre 5).
La estupefacción empieza a resolverse cuando nos informamos de que la democracia representativa de los Estados Unidos entraña un bipartidismo flexible, es decir, que no hay disciplina de partido como ocurre, pongamos por caso, en Gran Bretaña, ni está malmirado no someterse a ella como pasaría en España de darse osadía tal; y esto por no decir que lo que los norteamericanos votarán en realidad el 5 de noviembre será a los electores de la asamblea que votarán al candidato a la Presidencia.
Otro factor a tener en cuenta para aclararnos es la escasa ideología del Partido Republicano y del Partido Demócrata. Si bien, esto no impide que compartan lo esencial: el régimen político (aparentemente, porque tanto los discursos de Obama y Kamala como los noticieros europeos inducen a pensar que Trump representa un peligro) y el modelo de sociedad que desean perpetuar. Lo que interesa es captar participación política y financiación. De entrada, puede apreciarse en sus webs.
Ciertamente podemos percibir algunas tendencias históricas: los demócratas prefieren regular la economía del Estado, aunque no en exceso, y actuar mediante planes sociales, mirando hacia el interior de los Estados Unidos; de hecho, apreciamos propuestas por parte de Kamala Harris que siguen este derrotero. En cambio, el republicano Trump, si bien es cierto que también aboga por regular las cuestiones económicas, percibimos que mira hacia el exterior para proteger, según da a entender, el desarrollo económico dentro de los Estados Unidos. A primera vista, la cercanía entre republicanos y demócratas se observa en el vestuario y en la puesta en escena de sus apariciones públicas: las similitudes son asombrosas. No ocurre lo mismo en el caso de los candidatos uruguayos, Yamandú Orsi y Álvaro Delgado, cuya democracia nos es más familiar y sí que podemos apreciar coherencia programática generalizada. Por contra, en el caso del Partido Demócrata y del Republicano de Estados Unidos, las diferencias que separan a demócratas del norte y del sur, por ejemplo, son tan sustanciales que permiten apreciar que, en realidad, hablamos de grandes coaliciones de cara a las elecciones y hace más fácil comprender las profundas
discrepancias en el seno de los partidos norteamericanos y entre candidaturas. Por lo tanto, desde una perspectiva española, tal y como entendemos la política en la península, las incoherencias entre partido y candidaturas estadounidenses resultan sorprendentes en caso de proyectar nuestros parámetros en la otra orilla del océano.
A pesar de que sea mayor nuestra afinidad con la democracia de Uruguay, la atención se la lleva Estados Unidos en los principales medios de comunicación. Obviamente, hablamos de una de las tres potencias mundiales y un (se lo considera por lo general) aliado de la Unión Europea. No obstante, llama la atención que, en una época en la que se divulga que las democracias actuales padecen desafección política y descrédito y los medios de comunicación de masas buscan intercalar noticias positivas, aquélla se convierta en una democracia silenciada, siendo, sin embargo, una de las más estables y eficientes y que representa un rayo de esperanza entre tanto desprestigio.
A la luz de lo anterior, la recepción de la publicidad política se convierte en un asunto interesante cuando median las cadenas de telecomunicación y falta cierto grado de conocimiento en el público receptor. Las ideas-fuerza que se llevan la atención en los telediarios son la guerra entre Hamás e Israel, que salpica a los dos partidos norteamericanos entre juicios de valor poco condescendientes en RTVE Noticias por lo general, y la inmigración y el aborto en el caso de Trump y Harris respectivamente. Notamos que ,en realidad, se trata de cuestiones no tan relativas al entramado esencial de la política y del plano del gobierno propiamente dicho, donde la confianza ciudadana realmente se ha quebrado, como a la dimensión simbólica, magnitud ésta que se queda corta para la democracia auténticamente movilizadora, la que requiere intervenir efectivamente en los asuntos públicos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Fletcher, R. (2024, junio 17). Más que ‘sólo los hechos’: ¿Qué piensan las audiencias de las
‘necesidades del usuario’? Reuters Institute for the Study of Journalism. University of
France 24 (2024, octubre 8). Economía y aborto, temas que decidirían el voto en Wisconsin.
Estados péndulo, claves para candidatos. [Vídeo]. France24.com.
Reuters Institute for the Study of Journalism (2024). Reuters Institute Digital News Report 2024. España. https://reutersinstitute.politics.ox.ac.uk/es/digital-news-report/2024/espana
RTVE Noticias (2024, septiembre 29). EEUU.: TIM WALZ, el GOBERNADOR DESCONOCIDO
que podría ser VICEPRESIDENTE con KAMALA HARRIS. [Vídeo]. YouTube.
RTVE Noticias (2024, octubre 5). Las noticias del SÁBADO 5 de OCTUBRE en 10 minutos.
[Vídeo]. YouTube. https://youtu.be/cowZR42uOt4?si=Ug1gidsf0vPq793_
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Vallés, J. M. y Bosch, A. (1997). Sistemas electorales y gobierno representativo. Ariel.
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